martes, 30 de marzo de 2010

Declaración Sociedad Chilena de Infectología. En relación a la Influenza Humana A H1N1 Y la aplicación de vacunas para esta pandemia

El Dr. Gerardo González Rocha, académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción, y miembro de la Sociedad Chilena de Infectología, ha hecho llegar un comunicado que esta entidad emitió en relación al virus “Influenza humana A H1N1”, del que presentamos en extracto.

Nuevo virus influenza. En Abril del 2009 se identificó en seres humanos un nuevo virus influenza, de origen porcino, en México, Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, y luego en otros países. El virus fue caracterizado como un triple recombinante con genes de influenza porcina, humana y aviar, subtipo A (H1N1). A fines de Mayo del mismo año, el virus había sido identificado en más de 40 países y se había establecido que el virus se transmitía efectivamente persona a persona. El 11 de Junio, la OMS elevó el nivel de alerta a fase 6, indicando que en el mundo se había iniciado una pandemia, con un virus que se transmite en forma efectiva y continua entre individuos y que se expande a todas las naciones. En relación al comportamiento de la recién bautizada “influenza humana A H1N1”, la directora del organismo internacional dijo “el virus escribe sus reglas y éste, como todos los virus influenza, puede cambiar las reglas, sin motivo ni razón, en cualquier momento”.

El virus A H1N1 ha circulado produciendo secuencialmente epidemias en el hemisferio sur como en el hemisferio norte. Inicialmente hubo incertidumbre en relación a cuán grave sería la infección; con el tiempo se ha caracterizado
mejor la enfermedad, disminuyendo el temor de que se trate de una cepa muy agresiva. Las lecciones aprendidas son que el virus A H1N1 reemplazó casi totalmente a los virus de influenza estacional, que su evolución clínica es en la
mayoría de los casos leve o moderada, que algunos grupos de la población son más vulnerables a hacer una infección más grave y que globalmente, este virus AH1N1 produjo un mayor número de hospitalizaciones por influenza que lo
observado con la gripe estacional. Respecto a la mortalidad, las cifras en
Estrategia chilena. Las principales decisiones a tomar en la definición de una estrategia para controlar la influenza se focalizaban en dos grandes áreas:
a) qué vacuna utilizar
b) qué grupos de la población vacunar.
En relación a la vacuna a utilizar en nuestro país, el Ministerio de Salud tomó la decisión de utilizar la vacuna tradicional (producida en huevos) con la cepa predominante en la comunidad, es decir influenza A H1N1. Esta vacuna no
difiere en su metodología de producción a la vacuna que año a año se utiliza para controlar la influenza estacional. La única diferencia es que en vez de tener tres cepas de influenza, como es la vacuna estacional, esta contiene sólo
una (AH1N1) ya que se anticipa que esta será la cepa predominante en la estación invernal.
Existe también disponible en el país una vacuna estacional con tres cepas una de las cuales es la AH1N1.
Si bien el Instituto de Salud Pública autorizó el registro de vacunas contra influenza producidas con las nuevas tecnologías, estas no están consideradas para el uso en la vacunación ministerial.
Respecto a los grupos de la población a vacunar, la decisión se ha basado en la experiencia adquirida durante el año 2009, la que cuenta con el respaldo de extensos estudios epidemiológicos. En estos se determinaron los grupos de la
población que son más vulnerables a una infección grave y a morir como consecuencia de la influenza. De esta forma se estableció que debían vacunarse los niños menores de dos años, las embarazadas con más de 13 semanas de gestación, las personas con enfermedades crónicas y los mayores de 65 años.
Adicionalmente se consideraron dos circunstancias que revisten especial importancia.
La primera, vacunar al personal de salud para evitar que sean vehículo de contagio a pacientes de mayor riesgo o debilitados, a los que cuidan y con quien tienen contacto permanente. Esta vacunación se realiza todos los años y
es parte de la responsabilidad del personal de salud de no ser una fuente de transmisión.
La segunda se refiere a las especiales condiciones sociales en algunas regiones producto del terremoto del 27 de febrero del 2010. La destrucción de hogares de miles de familias, tienen como consecuencia la habilitación de albergues o el aumento de personas en una misma casa. La destrucción de escuelas puede conducir también a mayor precariedad y número de alumnos por sala. Estas condiciones de mayor hacinamiento facilitan la transmisión y podrían producir una epidemia de mayor magnitud, en un sistema de salud que tiene daños en su infraestructura y capacidad de respuesta.
Respaldo y compromiso. La Sociedad Chilena de Infectología respalda las
estrategias establecidas por las autoridades de salud durante los años 2009 y 2010 para el control de la influenza A H1N1 y manifiesta su compromiso de seguir colaborando en la toma de decisiones y en la entrega de información significativa a la comunidad.